La Medicina Intensiva es una especialidad, que tiene como objetivo la vigilancia y el tratamiento del paciente, cuya vida está en riesgo de una evolución fatal, por presentar un proceso fisiopatológico grave y potencialmente recuperable, y cuyo correcto tratamiento precisa de su atención en áreas de asistencia específica.
Se basa en la Fisiología aplicada, desarrolla una atención global y continuada del paciente, y es realizada por un equipo sanitario (médico y personal de enfermería) con la aplicación de una amplia tecnología.
La actividad de la medicina Intensiva se desarrolla esencialmente (pero no exclusivamente) en las Unidades de Cuidados Intensivos (U.C.I.)
Los pacientes que deben ingresar en la U.C.I. son aquellos que reúnen tres características principales:
Se encuentran en una situación con riesgo presente o potencial de peligro de muerte.
Sufren un proceso patológico reversible.
Su estado basal es aceptablemente bueno.
Se podría definir el motivo de ingreso de un paciente en UCI, como aquel que mejora la mortalidad / morbilidad del paciente respecto al ingreso en una habitación de hospitalización.
También se puede definir como motivo de ingreso, cuando cualquier facultativo del hospital demanda el traslado de un paciente a U.C.I. y un facultativo de cuidados intensivos lo acepta.